Aquests són els tres guanyadors del concurs de microrelats del 2n aPLEC de POR:
1. "Sofía, piensa, mañana", de Susi Rodríguez.
2. "Ahora no lo vamos a devolver", de Rosa Rey.
3. "La dansa de la Mort", d'Alícia Ferran.
I aquí teniu els textos:
«Sofía, piensa, mañana…»
Son más de las tres de la madrugada. La casa permanece en silencio. Apenas se oye otro ruido que el del teclado. Por momentos, aparta la vista de la pantalla y mira por la ventana. Las pocas luces encendidas que se divisaban en los edificios cercanos al suyo se han apagado.
A esa horas, a la luz del flexo cada vez más mortecina, incluso los objetos parecen abandonarse a la languidez: papeles desordenados, rotuladores, lápices, restos de goma de borrar, el vaso con la bebida estimulante a medio beber…
Tiene que acabar de corregir las 110 páginas dentro de unas cuantas horas.
Está demasiado cansado para enfrentarse a ese esfuerzo que le parece hercúleo. Pero debe seguir. No puede permitirse otro fallo. En las últimas semanas no ha hecho otra cosa que recibir advertencias: los errores se han sucedido.
Sofía, la coordinadora, de la que en un tiempo anduvo enamorado, le señala día tras día, con las largas uñas pintadas los descuidos imperdonables. En las páginas impresas que le muestra aparecen los errores. Sofía se queja, amenaza. Él permanece en silencio, absorto en los rojos círculos como sogas donde han quedado atrapadas cada una de sus faltas.
La vista de nuevo fija en la pantalla. No dejará que las malditas letras se rían de él. Lee en voz alta para no tener que escuchar los latidos de su corazón. Relee una y otra vez lo leído y, con un estupor, ve que las oes se han convertido en aes, las comillas ya no cierran, los acentos desaparecen, haches imperdonables encabezan palabras ilegibles.
Fija la vista en una palabra que entonces se le antoja enrevesada y con terror comprueba que las letras que la forman saltan de una línea a la otra. Intenta calmarse. Se dice que es el cansancio. Sin dejar de temblar, reclina la espalda en la silla y durante unos segundos cierra los ojos. La frente le arde. Sofía, piensa, mañana…
Abre los ojos, mira la pantalla, la página está en blanco. Busca. Páginas y páginas en blanco. Un sudor frío empapa su cuerpo y no puede dejar de tragar saliva.
Apaga, reinicia el ordenador. Abre el word de que contiene Los siete pasos del perdón. Allí están las letras, las palabras, las frases. Pero todas sus correcciones han desaparecido. Abre, cierra documentos, busca, frenético, en los iconos del ordenador. Inútil, todo.
Siente un cansancio infinito. Sabe que apenas tiene tiempo, pero ve a Sofía, los dedos largos y empieza la corrección. De repente, una letra sale de la pantalla, y luego, otra y otra. En un instante, el despacho, toda la casa, se llenan de letras que corretean como ratas, se cuelgan de las paredes, de las cortinas, se meten en los cajones, en la nevera y se ríen, se ríen con un chillido que rompe sus tímpanos y que ni siquiera sus alaridos mitigan.
Al abrir la puerta del despacho, los inspectores de policía no pueden creer lo que ven: el muerto cuelga de una soga hecha de letras.
Ahora no lo voy a devolver
Mira chica, pues nada, que ha traído el dibujo que han hecho en la escuela. No veas el disgusto que lleva el Antonio. Tenían que dibujar su animal favorito y va y dibuja un delfín. ¡Un delfín! No un murciélago, ni siquiera una triste araña o un gato negro. ¡Un delfín! Es que mi Antonio tenía razón, tendríamos que haber sido más contenidos, menos sentimentales. Cuando fuimos a buscarlo a aquel orfanato a 200 kilómetros de Bucarest estábamos nerviosos, yo llevaba el alma en un puño y mi Antonio lo mismo. Me había dicho, no te hagas ilusiones, si los incisivos no le han crecido desde la foto tendremos que esperar. Pero claro, una madre es una madre, o mejor dicho, una mujer que quiere ser madre, que quieres que te diga, tanto oír el tic tac del reloj biológico, fue ver la foto de Vladito y el reloj paró en seco: ¡es él! pensé. Todo repeinado con su pelo negrísimo, la raya al lado, esas orejitas puntiagudas y la capita que le pusieron para la foto, tan mono... La capa le venía algo grande y el Antonio señalándola me dijo «fíjate, cuando lo tengamos en casa tendrá una capa para él sólo y será de su talla» y yo me eché a llorar como una tonta. Únicamente estaba el tema de los incisivos: dos milímetros más pequeños de lo normal. Pero claro, que no teníamos que preocuparnos, que algunos los desarrollaban algo más tarde... y tras un viaje relámpago allí estábamos con Vladito delante, todo piel blanca, venas azules y unas ojeras que serían la envidia del barrio. Porque la Mari, cuando fue a buscar al suyo, de ojeras nada, y decíamos, pobrecito sin ojeras... En fin chica, lo que te decía, que los incisivos de crecer no le habían crecido, pero ya le teníamos cariño. Y cuando le dimos un ajito y comenzó a escupirlo con tanto aspaviento echando su pequeña bilis el Antonio, emocionado, me dijo por lo bajini: «Juani, es nuestro chico y lo querremos más que a nadie». Y ahora, pues ya ves, desde que volvimos a Barcelona que no hay manera, yo venga a comprar el filete más fresco y más sangriento y él como si nada, que si no lo paso por la sartén no quiere. Y el otro día en el parque con la vecina del tercero, esa que lleva un Cristo colgando del cuello del tamaño del de Velázquez se agacha para decirle una monería y él venga a jugar con el crucifijo, habrase visto el desvergonzado... De esto al Antonio no le he dicho nada, que bastante tiene ya, todas las noches intentando que duerma en su pequeño féretro, y él que prefiere la cama de las visitas. Y la Mari no hace más que preguntarme «¿Vladito está bien? No te preocupes, que cada niño de estos lleva su mochila, pobre, le puede costar un poquito adaptarse.» Pero lo dice para restregarnos lo bien que le ha salido el suyo, que ya bebe su buen litro de sangre diario. En fin, chica, qué le vamos a hacer, habrá que quererlo tal como es, si no es vampiro habrá que asumirlo... Pero es un golpe para la familia. Porque los colmillitos los tiene igual, y no van a crecerle más. Ahora... a los del orfanato les vamos a poner una denuncia como la copa de un pino. Menuda camama con los huérfanos vampiros, que no, que por mucho que te digan no hay garantía ninguna. Esto como los pimientos de padrón "unos muerden y otros no". En fin chica, te dejo que tengo que ir al súper, ya hablamos otro día y un besito a Poli de mi parte.
La dansa de la Mort
La Mort descarnada ve
amb la falç ben afilada
a buscar-nos un per un
per ballar la seva dansa.
Tots hi posem mil excuses,
que si això, que si allò altre,
però la Mort no està per orgues
i amb tots es mostra implacable.
Diu la Mort:
Homes, dones, rics i pobres,
bona gent o menyspreable,
teniu els dies comptats,
del ball ningú no se salva!
Diu el rei:
Sens dubte això és un error,
segur que aneu mal fixada.
Vós, senyora, no sabeu
que aquí sóc jo qui mana!
Respon la Mort:
Majestat, no exagereu,
que els monarques van de baixa.
Traieu-vos tots els galons
i afegiu-vos a la dansa!
Diu el polític:
No s’exalti, negociem,
que ja arribarem a un pacte.
Li prometo un bon pessic
si en lloc de mi en pren un altre.
Respon la Mort:
Guaita aquest espavilat
que es pensa que tots som lladres!
Deixa en pau la gent decent
i a ballar com tots la dansa!
Diu el banquer:
Veig que va molt mal vestida
i que no fa bona cara,
però si em ve amb amenaces
la faré fora de casa!
Respon la Mort:
Ai banquer, que t’equivoques!,
no estic pas hipotecada.
Jo sí que et desnonaré
i la ballaràs ben magra!
Diu l’artista:
¿Dieu que vós sou la Mort
i que veniu a buscar-me?
Jo faig una obra immortal!
Sóc de la raça dels àngels!
Respon la Mort:
No diré que no m’agradin
les coses que fas amb traça,
però tu d’àngel no en tens res
i ballaràs com els altres!
Diu l’escriptor:
Tu i jo ens coneixem bé,
sempre hem tingut molt de tracte.
¿No veus que és gràcies a mi
que has assolit tanta fama?
Respon la Mort:
No et donis tanta importància,
que dius moltes coses falses.
La fama que tinc arreu
ben a pols me l’he guanyada!
Diu el corrector:
¿Jo també haig de venir?
Si amb prou feines trec la paga
per corregir els disbarats
que diu tota aquesta banda!
Respon la Mort:
Corrector, bon corrector,
quina feina més ingrata...
Però consola’t, que un cop morts
ja no faran més errades!
Ep! S’han colat dues noies que no haurien de ser aquí! Diuen:
¿Coneixes aquesta friqui
que diu que vol ‘nar de farra?
Jo amb gòtiques i amb emos
no hi penso tenir cap tracte!
Respon la Mort:
Doncs, noia, què vols que et digui,
que si fos per mi, ni ganes!
Però pots pujar-hi de peus:
EL FUTUR ÉS DEL MACABRE!
